La tendencia «sin hilos» configura una realidad que empuja a las organizaciones a tomar conciencia de la necesidad de incorporar o ampliar sus capacidades inalámbricas. Pero no por obligación, sino porque el «mundo wifi» incrementa la productividad y reduce costes. Pero…¿cuáles son los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de de transformar nuestras redes cableadas en inalámbricas, o implementarlas, de forma óptima para nuestra empresa?

El incremento de la oferta en tecnología y dispositivos móviles con acceso wifi, con una rápida y masiva incorporación a la vida laboral y personal -lo que los sociólogos llaman «consumerización de la tecnología»-, conlleva una creciente tendencia, denominada BOYD (Bring your own device) según la cual los empleado prefieren utilizar sus propios terminales móviles en el trabajo en lugar de los que les ofrece su empresa.

El «mundo móvil» se impone y las compañías tienen una necesidad cada vez mayor de transformar sus redes cableadas en inalámbricas, siguiendo las tendencias de movilidad e integración/unificación, por su mayor rendimiento, velocidad, fiabilidad y eficiencia, que se traducen en mayor productividad de los trabajadores junto a una reducción de los costes; en definitiva, mayor competitividad.

Todo esto pone de manifiesto que transformar nuestra LAN (red local) en una WLAN (wireless LAN) -red wifi o inalámbrica- es algo que hay que afrontar más pronto o más tarde. Y en esta conversión de hilos a sin hilos, ¿dónde debemos poner especial atención? ¿cuáles deben ser los pilares de nuestra conectividad inalámbrica?

  • Su capacidad, o lo que es lo mismo, su ancho de banda en función del número de usuarios y de las aplicaciones que se necesiten utilizar (videoconferencia, CRM, ERP, telefonía IP, navegación…). De ahí la importancia de un diseño personalizado de la red en el que se calculen las coberturas y el número de puntos de acceso (usuarios/equipos) a repartir por la zona a cubrir.
  • Su rendimiento, o la velocidad según el número de canales. Los canales son como los carriles de una autopista, a más canales, por tanto, mayor será la velocidad de la red. Para que os hagáis una idea una red wifi convencional de 2.4 GHz dispone de 13 canales. Si nuestra oficina está en un lugar donde hay muchos vecinos, mucha concurrencia, con 13 canales y tantos usuarios alrededor es de esperar que nos tapemos unos a otros y que nuestra conexión corporativa se vea afectada. Por ello, hay que diseñar una red que se adapte a la coyuntura de la empresa desde un principio. Hay quién ante esta situación incurre en malas prácticas al intentar solucionarlo utilizando potencias por encima de lo permitido en una misma zona y para un mismo canal, pero no es lo más aconsejable. Lo más inteligente es siempre hacerlo bien desde el comienzo y proyectar una red wifi en condiciones y en función de su contexto y necesidades. (En estos temas es mejor no andar «marraneando»).
  • Su seguridad. Éste es uno de los miedos más comunes dentro de las empresas frente a la adopción de la tecnología wifi como base de su infraestructura de telecomunicaciones. Suelen ser miedos infundados porque con unas buena políticas de seguridad, autenticación y herramientas orientadas a la seguridad móvil no hay por qué temer nada. En el post anterior os dábamos las claves de la seguridad móvil corporativa, Cómo debe ser la seguridad móvil corporativa. ¿Quién se conecta? ¿cuándo lo hace? ¿desde qué dispositivo? ¿a qué aplicaciones se conecta? ¿qué tráfico tiene prioridad?… Todas estas cuestiones deben tener respuesta en una estrategia de seguridad integral bien definida y diseñada, bien por el departamento competente o por un socio en telecomunicaciones.

Desde el mundo de las telecomunicaciones decimos que hemos pasado de la movilidad tolerable a la movilidad deseable. Ahora toda organización que se precie establece una hoja de ruta de movilidad corporativa, en la que la transformación de redes cableadas en inalámbricas es una de las primeras paradas. No es moda, es ser consecuente con los tiempos y la realidad cambiante en la que vivimos. Por ello el wireless es algo que acabará implantándose en todas la oficinas. No esperes a que te digan con ojos de búho: ¡¡¿No tienes wifiiii…?!!