La proliferación de la conectividad global a «la red» gracias a los avances tecnológicos y el incremento de dispositivos conectados, tiene impacto positivos en las instituciones educativas. Desde los servicios en la nube hasta Internet de las Cosas (IoT), los estudiantes y profesores ahora pueden mantenerse conectados mientras están fuera del aula o de los laboratorios para mejorar el aprendizaje y la investigación.

Todo este intercambio de información privada también ha abierto las puertas al aumento de la actividad cibercriminal, aspecto al que los centros educativos le deben tener respeto, abordando la seguridad sin miedo, conociendo de la mano de especialistas cómo protegerse y qué políticas de seguridad aplicar.

Toda información intercambiada, ya sea información personal de los estudiantes o los conjuntos de datos de un centro universitario o escolar, debe asegurarse para proteger la reputación de la institución, evitando el acceso a lugares nocivos y a datos de carácter privilegiado.

Se debe considerar un marco de seguridad de red que admita nuevos dispositivos móviles que se unen a la red, variaciones de la demanda de ancho de banda y nuevas aplicaciones, y con todo ello bajo control y teniendo éxito.

La siguiente infografía descubre cómo los estudiantes e instituciones educativas están evolucionando en la era digital y los pasos que se están tomando para asegurar sus datos.

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