A menudo se utilizan ambos términos, VoIP y telefonía IP (ToIP), como sinónimos. Sin embargo, esto no es correcto. Aunque las diferencias son muy sutiles y la línea fronteriza demasiado estrecha, no podemos decir que sean la misma cosa. En este post intentaremos echar luz sobre esta diferenciación técnica, no siempre fácil de entender para los profanos.
Para empezar, hay que tener claro que la madre del cordero es la VoIP, que no es otra cosa que una tecnología, con unos quince años de andadura, que se compone de un conjunto de normas y protocolos capaces de digitalizar la voz de una llamada telefónica, convirtiéndola en paquetes de datos para trasmitirla a través de una red de datos mediante un protocolo IP. Es el vehículo de transporte de la voz de una llamada telefónica.
Al transmitir la voz en forma de paquetes binarios a través de una red de datos, las llamadas se abaratan o incluso se hacen gratis. Esto es así porque se utiliza una red de datos para su transporte, pública (Internet) o privada (LAN corporativa), en lugar de las infraestructuras conmutadas, analógicas (RTC) o digitales (RDSI) de las operadoras, con los famosos teléfonos decádicos y las tradicionales líneas analógicas con los dos hilos de cobre.
Por otra parte, tenemos la telefonía IP. Si la VoIP es la primera piedra, la tecnología; la telefonía IP es el edificio construido con esas mismas piedras. La telefonía IP es el servicio que se puede dar utilizando la VoIP, y se refiere a la infraestructura necesaria para construir un entorno de comunicaciones IP, basadas en la tecnología VoIP.
La telefonía IP utiliza la VoIP para ofrecer sistemas de telefonía como centralitas IP (Private Branch Exchange IP o PBX IP), o para conectar oficinas remotas con múltiples trabajadores. A nivel de usuario ya solamente se habla de ToIP, que permite ofrecer una serie de nuevas funcionalidades, imposibles para la telefonía convencional, como: hablar desde un ordenador, tener una extensión de la centralita en un teléfono móvil con conexión a Internet, disponer de múltiples líneas de teléfono rápidamente con sólo un clic, la gratuidadde las llamadas entre extensiones de distintas sedes, asociar números de teléfono de cualquier lugar del mundo a una centralita, y todas aquellas capacidades que gracias a la utilización de IP en las redes de datos nos podamos imaginar.
Desde hace ya unos años las empresas van migrando progresivamente a la telefonía IP para sustituir los obsoletos sistemas de telefonía convencionales. Sobre ella puede edificarse un entorno de comunicaciones IP hasta llegar a crear un sistema de Comunicaciones Unificadas, posibilitando un buen número de formas de comunicación y colaboración a bajo coste, haciendo que el retorno de la inversión se realice a corto plazo -entre 6 y 12 meses aproximadamente-.
Todo esto ha sido posible gracias a la utilización del protocolo SIP, que aporta todas estas funcionalidades a la ToIP, en lugar de su antecesor H.323 que permitía únicamente comunicar o colgar si estaba ocupada la línea. Pero este tema lo dejaremos para otro artículo de H323 vs SIP -quedémonos con que la señalización SIP tiene muchas más opciones, además del comunica o no comunica-.
La infraestructura, los sistemas, el hardware y los servicios son cosa de la telefonía IP, que no sería posible sin la VoIP. Pero la base de estos sistemas de telefonía escalables es la tecnología VoIP, la primera piedra sobre la que se construye el edificio de la telefonía IP y todos sus servicios, posibilidades y ventajas.
No quiero terminar sin aclarar que la telefonía IP tiene dos partes: una, la que habitualmente conocemos como extensiones (los teléfonos dentro de la empresa); y otra, la que corresponde a la sustitución de las líneas de la calle, en este caso por redes de datos conectadas a operadores como Nomasroaming. Nuestro consejo ante la compra de una nueva central telefónica es que se trate de equipamiento híbrido, es decir, que soporte todas las tecnologías: a más opciones, mayor libertad.
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