¿Te has parado a pensar en la cantidad de tiempo que perdemos hoy para «ponernos al día» con toda la información que hoy se mueve dentro y fuera de nuestra empresa? Piensa en las pestañas que puedes tener abiertas en tu navegador: dos para el correo electrónico, una para el personal y otra para el corporativo; mensajería instantánea; Skype o similar; microblogging; y, por supuesto, las redes sociales, no una sino varias, claro. Total, que utilizas diferentes páginas, diferentes medios, diferentes softwares… y encima pierdes tiempo navegando en uno y en otro, participando en las redes sociales, leyendo y escribiendo mails, eliminando y seleccionando, buscando información… ¡Ah! y cuidado con dejarlo pasar un día, ¡que al siguiente lo que te encuentras es el doble!
Con todo ello yo he calculado que le puedo dedicar diariamente unas dos horas a toda esta actividad, lo que significa unas 20 horas semanales. ¡No puede ser! y hablando con más gente, pasa lo mismo, cada vez perdemos más tiempo con todas estas aplicaciones, informaciones, participaciones… lo que se traduce en una merma de la productividad. Sin embargo, son herramientas esenciales de las que no podemos prescindir en ningún caso. Entonces… ¿cuál es la solución?
Se trata de una problemática generalizada y muchas compañías de software social y colaborativo se han puesto manos a la obra para dar una solución, integrando herramientas, sustituyendo algunas o transformándolas, etc. El objetivo es adaptar las antiguas dinámicas a las nuevas prácticas y costumbres digitales de los trabajadores hiperconectados. Algunos de estos productos son: Lotus Connections (IBM), Clearvale (Broadvision), Microsoft SharePoint, MindTouch, Cisco Quad, Nevdesic Pulse, Telligent o Yammer.
Se trata, en definitiva, de crear una única red social corporativa, con una dinámica abierta y de colaboración, similar a las redes sociales que ya conocemos. Todas nuestras herramientas de comunicación corporativa integradas en una sola plataforma: mensajes de texto y voz, llamadas, videoconferencias, microblogging… Suena a sentido común, ¿no?
El peor parado en todo este proceso es el correo electrónico. Si hace 15 años fue la gran revolución del e-mail, a quién incluso se le dedicaban canciones y películas, hoy resulta trabajoso y poco productivo frente a otras herramientas más nuevas y con más posibilidades comunicativas, en particular ante la frescura y dinamismo que dan las comunicaciones en tiempo real como las redes sociales. El tradicional e-mail ha perdido competitividad y productividad frente a estos nuevos medios.
Todas estas nuevas necesidades comunicativas van de la mano de los cambios en los modelos de negocio, de la comunicación interna y externa de la empresa, y de su propio funcionamiento interno. Hoy priman la colaboración, el intercambio de ideas y conocimientos, el desarrollo de redes de contactos, etc. Y todo ello se recoge en las redes sociales corporativas creando una red de colaboración interna y externa, de forma que la comunicación corporativa se convierte en algo transversal y en tiempo real. Más dinámica y funcional, y mucho más productiva, que no nos haga perder tanto tiempo. El envío masivo de e-mails desaparece gracias a que es más fácil poner un mensaje para que lo vean todos en la red social corporativa
Las redes sociales corporativas fomentan el compañerismo gracias al uso de las redes sociales en las que los empleados pueden intercambiar experiencias y conocimiento mutuo. Esto facilita la creación de equipo, recordemos que hoy la empresa, no solo es una empresa, en primer lugar es un equipo con un objetivo común.
Además, facilitan y fomentan la colaboración entre los trabajadores con el intercambio de información y contactos, del mismo modo que hacen más sencilla la resolución de dudas y problemas al ponerlos en común en las redes sociales. Los empleados pueden también contactar con otros que trabajan en proyectos parecidos o con funciones parecidas y que están en lugares distantes.
A grandes rasgos, las redes sociales corporativas son «una gran puesta en común» de la empresa, interna y externamente, sin embargo hay que ir con mucho cuidado con la privacidad de la información corporativa, especialmente con la más sensible. Habrá que establecer protocolos de acceso y restricción a determinadas zonas de tu infraestructura de telecomunicaciones para mantener un control sobre tu red social, entre otras medidas. Para ello, es importante contar con profesionales que sepan adaptar tu red social a la seguridad que necesitas.