La tecnología verde, Green IT, es uno de los fundamentos del concepto de smart city, con la idea de crear una ciudad autosostenible y autogestionable persiguiendo la eficiencia de los procesos en todos los ámbitos de una ciudad: tráfico, alumbrado, urbanismo y edificación, sistemas de comunicaciones, tráfico, seguridad ciudadana, consumo energético, transporte público… Una ciudad hiperconectada y con una necesidad creciente de energía que busca alternativas sostenibles para su «manutención» energética a través de soluciones de telecomunicaciones inteligentes, que controlan y gestionan la generación, distribución y consumo de la electricidad.
Dos de estas soluciones son la medición inteligente (Smart Metering) y las redes de distribución de energía inteligentes (Smart Grids). Medidas propias del ámbito de las compañías eléctricas, pero también de los usuarios. El primero se refiere a la instalación de medidores o contadores inteligentes capaces de ofrecer una facturación detallada por franjas horarias, lo que permite a los consumidores elegir las mejores tarifas, discernir entre horarios de consumo o mapear mejor el gasto. En definitiva, smart metering da a los usuarios mayor control sobre su consumo.
Por su parte, las smart grids o redes inteligentes son un conjunto de herramientas (hardware y software) que trabajan para que el envío de electricidad de los generadores sea más eficiente, reduciendo el exceso de capacidad de la red -para poder lidiar mejor ante incidentes inesperados en el consumo energético-, en definitiva, ajustan la producción al consumo en tiempo real mejorando así la distribución y reduciendo el gasto. Además, los datos recabados por el sistema permiten un intercambio de información bidireccional en tiempo real con los clientes para una gestión de la demanda cambiante.
Ambas tecnologías (contadores y redes inteligentes) permiten equilibrar mejor la oferta y la demanda, entre productores y consumidores, con el objetivo de alcanzar una gestión más eficaz de la distribución de la electricidad, lo que se denomina telegestión. La legislación española obliga a que en 2018 todos los hogares y empresas hayan cambiado ya sus contadores por los nuevos medidores inteligentes. Por su parte, las principales compañías eléctricas (Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa) prevén que todos sus clientes dispondrán de los nuevos contadores para 2015.
Asimismo, el actual ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, anunciaba en el discurso de presentación de objetivos de su departamento ante la Comisión parlamentaria el 30 de enero de 2012, que uno de los objetivos del nuevo gobierno es precisamente «fomentar el desarrollo y despliegue de las redes eléctricas inteligentes [smart grids] y de los dispositivos domésticos que permitan la gestión voluntaria de la demanda a través del suministro de información sbre los consumos en tiempo real [smart metering]». Es un camino inevitable.
El objetivo de una smart city en cuanto a eficiencia energética está bien definido por la meta marcada por el proyecto Málaga SmartCity: «demostrar cómo es posible conseguir, con el desarrollo de estas tecnologías, un ahorro energético del 20%, así como una reducción de emisiones de más de 6.000 toneladas de CO2 al año». Sus ejes de actuación son: Smart Grids; autogeneración y almacenamiento de energía de origen renovable (Smart Generation and Storage); gestión eficiente del uso final de la energía (Smart Energy Mangement); y un último orientado a informar a la ciudadanía para que tome conciencia y se comprometa con un uso responsable (Smart and Informed Customer).
Esta iniciativa nació en 2009, y hoy Málaga es referente mundial en cuanto a eficiencia energética junto a otros proyectos como los de Boulder y Columbus en Estados Unidos, o Masdar en Dubai. Para saber más sobre Málaga SmartCity y otras ciudades inteligentes españolas os recomiendo el reportaje de Informe Semanal, «Ciudades que piensan» emitido por TVE el 11 de febrero de 2012.
Otras tecnologías TIC «verdes» son los smart buildings (edificios inteligentes) en los que la arquitectura y el diseño se alían con las TIC para obtener y generar energía limpia, y después gestionarla de la manera más eficiente, con capacidad para autoabastecerse y autogestionarse (Inmótica). Por otro lado, la logística inteligente hace un consumo energético más eficiente al disminuir el consumo de combustible optimizando rutas y la frecuencia de los viajes con más o menos carga, entre otras soluciones.
La desmaterialización también es una solución que se incluye dentro de las Green IT y que consiste, no ya tanto en la eficiencia energética como en sustituir productos y actividades que contienen o requieren grandes cantidades de carbono por equivalentes virtuales. Y esto puede aplicarse a productos desde facturas online, gestiones administrativas virtuales, formatos digitales para música, documentos y video, hasta actividades como el teletrabajo, la videoconferencia o la telepresencia que reducen los desplazamientos y, por tanto, las emisiones de gases contaminantes.
El concepto de smart city es muy amplio y abarca más ámbitos además de la eficiencia energética, pero sin duda, éste es uno de sus pilares. El futuro ya está en marcha y se hace previsible que aquellas ciudades que no inviertan en tecnología y telecomunicaciones para convertirse en una smart city vayan perdiendo población en favor de aquellas ciudades que sí lo hagan, al igual que verán como las empresas pasan de largo a la hora de asentarse en ellas. Las ciudades que no aspiren a ser smart sufrirán la despoblación y el abandono progresivo, de la misma manera que la industrialización acabó con muchas poblaciones en su momento. Todo aquel que viva en una ciudad «no smart» y quiera prosperar y progresar acabará emigrando. Ya se sabe, «la historia siempre se repite».