En estos JJOO de Londres las tecnologías de vídeo se han llevado el oro -la plata se la doy a la movilidad y el bronce a las redes sociales, aunque todas van de la mano-. El streaming en vivo, la videovigilancia IP y las innovaciones aplicadas a la radiodifusión como la televisión a la carta y espectaculares tomas de cámara anuncian la revolución de las tecnologías de vídeo en el entorno doméstico, empresarial y público.
Un gran evento como los Juegos Olímpicos suele ser ya sinónimo de «puesta de largo» de las últimas innovaciones tecnológicas. Y normalmente llegan para quedarse, porque los Juegos suponen el pistoletazo de salida para la popularización de macrotendencias tecnológicas que acaban revolucionando nuestra vida diaria y los procesos de negocio. Ha sido así después de Pekín 2008 donde dieron sus primeros pasos las redes sociales, y mira cuatro años después hasta dónde han llegado.
En Londres 2012 han explotado por fin las tecnologías de vídeo más avanzadas -aunque poniendo de relevancia también la imperiosa necesidad de un ancho de banda más potente-. La más polémica, la videovigilancia inteligente. Si Londres ya tenía fama de ser la ciudad «Gran Hermano» -denominada así por los defensores de los derechos civiles-, ahora ya no tiene rival en cuanto a vídeo al servicio de la seguridad pública y vial.
Con un número incontable de cámaras IP repartidas por toda la ciudad, Londres tras los Juegos se pone a la vanguardia del vídeo analítico inteligente. Los JJOO están siendo el catalizador para el gran despliegue de CCTV IP que permite extender la videovigilancia a las tecnologías de reconocimiento facial, la vigilancia remota de vídeo, la detección de humo, los sistemas móviles con cámaras WIFI, y el reconocimiento automático de matrículas.
Las cámaras IP ya no solo miran, ahora analizan lo que ven y crean alertas que permiten respuestas inmediatas, y con mayor calidad y nitidez de imagen. Los CCTV IPlondinenses permiten la visualización con sistemas distribuidos, además del teclado y el ratón, e incluye herramientas avanzadas de análisis tanto para la visualización en vivo como de archivo.
Con su aplicación en la seguridad vial el sistema puede ser usado para detectar: incidentes y para la medición estadística de las vías, la velocidad de los vehículos, si viajan en la dirección correcta, detectar objetos sobre la calzada, atascos… A continuación el sistema emite una alerta al operador de CCTV IP ayudando a reducir el tiempo de reacción de la policía de tráfico. El sistema también puede rastrear la información estadística sobre una vía como la velocidad media de los vehículos que circulan en un determinado momento, y realizar cómputos de densidad del trafico para crear informes estadísticos.
El reconocimiento de matrículas (NPR/LPR, Number/License Plate Recognition) y el control del comportamiento de los vehículos para la seguridad vial lo convierten en un sistema antinfractor en tiempo real que identifica los vehículos que infringen la normativa. Permite controlar entradas y salidas de la ciudad, tiempos y velocidades medias de recorrido, saltos de semáforo en rojo, direcciones prohibidas, salto de stop, giros indebidos, control en túneles, y estacionamientos en zonas sensibles, entre otras aplicaciones.
Cómo funciona la tecnología de reconocimiento de matrículas
En la actualidad se puede ir más allá del típico OCR que se usa en zonas controladas -como un aparcamiento con condiciones ambientales y de iluminación adecuadas-. Para ello se utilizan complejos algoritmos de LPR (License Plate Recognition) que permiten reconocer matrículas en espectro visible (sin utilizar técnicas de identificación por infrarrojo) y en condiciones adversas (lluvia, altas velocidades, oscuridad, contraluz…), capaces de convertir los píxeles de un fotograma de vídeo en caracteres. El sistema identifica el vehículo en color con toda la información asociada: parámetros de tiempo como la hora de entrada y salida de la zona de control, el sentido de la marcha, el número de matrícula…
Esta tecnología se aplica al reconocimiento de matrículas a través de vídeo, permitiendo además almacenar datos, ordenarlos y analizarlos, pudiendo obtener información sobre el aforo en tiempo real sin necesidad de espiras electromagnéticas. Estos sistemas inteligentes capturan vídeo y generan una serie de fotogramas con las mejores «tomas» de las infracciones. Cuantas más imágenes tenga el sistema para comparar y analizar mejor. Esto depende de la capacidad del ancho de banda, la tecnología megapíxel de las cámaras -que ofrecen mayor resolución de imagen que las analógicas- y los protocolos de compresión como el códec H.264.
Cómo se implanta la tecnología de reconocimiento de matrículas
En la puesta en marcha de las cámaras IP para LPR hay que tener en cuenta factores como:
- La iluminación. La luz es un factor decisivo en la captura de cualquier imagen y dependiendo de las condiciones ambientales será necesario que la cámara cuente con un infrarrojo que permita captar instantáneas en diferentes circunstancias de luminosidad: noche/día, sol/lluvia/nubes, luz solar/artificial…
- El ángulo de la lente y la longitud focal (la óptica) así como la altura de la cámara y la distancia del lugar que se pretende controlar (aparcamientos, vías, entradas…).
- La velocidad del vehículo en relación a la velocidad de captura de la cámara IP. En este punto es determinante el número de imágenes por segundo -como resultado de la velocidad y de la distancia controlada-, y la velocidad del procesador de la cámara. Además hay que tener en cuenta la capacidad del sistema de comunicaciones para «tragarse» tal cantidad de información todos los días, horas, minutos y segundos del año, sea con fibra o con radio.
- La posición de la cámara y número de cámaras. Su ubicación repercute directamente en el porcentaje de reconocimientos. Es fundamental estudiar detenidamente dónde las ponemos exactamente y cuántas necesitamos en cada caso según lo que queramos controlar (lugar y comportamiento): una sola cámara para una entrada o un solo carril; una o múltiples cámaras para determinadas infracciones; cámaras dentro de la ciudad; en los puentes de autopista; en los peajes; cámaras por tasa de congestión; cámaras en vehículos de la policía en movimiento;…
- Las bases de datos de las capturas. Hay que determinar la información que el sistema puede incluir junto a las instantáneas capturadas por las cámaras: matrícula completa, fecha y hora, categoría, notas, infracción, el tiempo que un vehículo está parado en un determinado sitio, cómputo de los vehículos dentro y fuera de un lugar, la velocidad a la que circulaba el vehículo… las posibilidades son amplias y pueden adaptarse a las necesidades.
- El cálculo entre la velocidad de los vehículos y la distancia de la cámara que nos indicará el número de instantáneas que pueden ser capturadas.
- La velocidad de captura de las imágenes que dependerá de la cámara elegida.
- El sistema de procesamiento de la información capturada. Sistemas informáticos inteligentes analizan los datos en tiempo real. Los procesadores de estos sistemas cuentan con una determinada potencia, sistema operativo y capacidad de almacenamiento. Este último factor es crítico, porque cuanto más tiempo se guarden vídeos mayor será el volumen de datos a almacenar. Hablamos pues de Big Data, de enormes cantidades de información -Tera, Peta, Exa, Zetta o Yottabyte (1 000 000 000 000 000 000 000 000)-.
Por eso también es importante la velocidad a la que accedemos a los datos que dependerá de las tecnologías de discos de estado sólido (SAS, SCSI) y de los buses de datos (buses de transmisión de la información).
- El sistema de telecomunicaciones. En el transporte de toda la información que maneja el sistema LPR hay que tener en cuenta la cámara IP con una alimentación eléctrica 24/7, el disco duro de estado sólido, un ancho de banda acorde al número de cámaras, las imágenes por segundo a capturar, la resolución de la imagen y el sistema de compresión.
Pero el reconocimiento de matrículas es solo una de las muchas aplicaciones que tiene el vídeo inteligente y los CCTV IP. En los próximos años veremos cómo van apareciendo aplicaciones de vídeo analítico más allá de la seguridad. Por ejemplo, en la colaboración ciudadana, con la que los ciudadanos pueden colaborar con las autoridades competentes mediante streams de vídeo transmitidos a través de smartphones de cuarta generación (4G). Todavía queda mucho por ver. La lectura tecnológica que podemos hacer de estos Juegos de Londres es que en los próximos años las tendencias girarán entorno al vídeo inteligente, el mayor ancho de banda, Big Data y la movilidad de cuarta generación -quién tenga oídos que escuche-. Los JJOO han encendido la mecha. ¿Qué nos depararán tecnológicamente los próximos Juegos de Río de Janeiro en 2016?