Si Hitchcock hubiera conocido la videovigilancia IP quizá el título de su película La ventana indiscreta habría sido… la IP indiscreta o algo así. Sin duda, la idea le habría encantado y James Stewart se habría ahorrado tener que lidiar con ese pedazo de cámara. Pero aunque las películas de Hitchcock siempre tienen algo de siniestro e intranquilizador, la tecnología de la que quiero hablaros es todo lo contrario porque su cometido es la seguridad y tranquilidad.
La videovigilancia a través de una red IP acapara más funcionalidades a menor precio que el sistema de cámaras de transmisión analógica utilizadas en el circuito cerrado de televisión tradicional (CCTV). Es decir, cumple con la últimamente tan repetida frase de «hacer más con menos», tal cual.
También sigue la tendencia de la movilidad corporativa porque el acceso a las imágenes puede realizarse desde cualquier lugar y en cualquier momento, pero por favor proteger el acceso si es algo confidencial ya que si lo conectáis a Internet, es accesible desde cualquier navegador. (Buscar en Google inurl:/CgiStart intitle:Network Camera … y tendréis acceso a muchas cámaras).
La vigilancia se puede realizar en tiempo real desde cualquier momento y lugar a través de un navegador en Internet, para almacenar las imágenes al mismo tiempo en un disco duro local, la nube o dónde se prefiera, en algún lugar remoto imposibilitando el robo de los videos. Los históricos pueden programarse para que se vayan borrando automáticamente cada cierto tiempo (la Agencia de Protección de Datos habla de 30 días).
La videovigilancia en general ofrece una serie de opciones muy interesantes como la detección de movimiento, el conteo de personas, reconocimiento de matrículas… Las personas y los vehículos pueden grabarse junto con la información de la fecha y hora de entrada de forma que es más sencilla su revisión y localización.
Este sistema está a salvo de la obsolescencia porque las cámaras IP incorporan un software propio (firmware) el cual proporciona diferentes prestaciones. Incorporan servidor web, cliente FTP y de correo electrónico para realizar todo tipo de avisos y accesos.
A diferencia de las cámaras tradicionales, disponen de su propio pequeño ordenador dónde se configuran las prestaciones de las que acabamos de hablar y cuya particularidad es que disponen de su propia dirección IP, por lo que son accesibles a través de redes de telecomunicaciones.
Su instalación es enormemente sencilla ya que se trata de dispositivos autónomos que se conectan a Internet o a la LAN corporativa a través de un puerto Ethernet. Esto aporta una gran ventaja ya que el cableado de datos puede llevar también la alimentación eléctrica (de ahí que las cámaras IP también se denominen cámaras de red PoE – Power over Ethernet). Esto simplifica mucho las cosas, ahorra tiempo en instalación y mantenimiento.
La videovigilancia IP puede utilizarse tanto para la seguridad como para el control de la actividad de amplios espacios como almacenes, aparcamientos y obras, o de espacios más reducidos como oficinas, despachos o tiendas. Con ella ¡te vas a enterar de todo!, no se te escapará nada de lo que pase en los lugares que más te interesen controlar, como la «vieja del visillo», pero con movilidad y mucho más comedida.
Mirar lo que muestran las cámaras que montamos en Centros de Control para seguridad vial en este artículo http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/07/alicante/1328639584.html
Ya le habría gustado al personaje de James Stewart de La ventana indiscreta no limitarse a lo que podía ver sólo en su patio de vecinos, sino viajar a miles de kilómetros de distancia desde la inmovilidad de su incapacidad temporal y extender su «indiscreción». Habría sido una película diferente, pero igualmente interesante.