El alojamiento en la nube ha traído grandes ventajas para las empresas: reducción de costes, movilidad, menor infraestructura con alta escalabilidad…, además de ofrecer la capacidad de ampliar las posibilidades de negocio a escala internacional. Sin embargo la solución de la nube pública, más accesible para las pymes, plantea algunas dudas sobre su seguridad en la protección de los datos corporativos y requiere de conocimientos en telecomunicaciones.
En respuesta a esta duda entra en escena un viejo conocido de las empresas, la VPN (Red Privada Virtual). Con las tradicionales VPN (SSL o IPsec, según el sistema de seguridad que utilicen, o el más novedoso SSL/TSL) se crea un entorno de comunicación virtual (no físico) seguro entre oficinas, trabajadores y socios en remoto. Este es precisamente su punto fuerte, la seguridad. Protege el tráfico a través de Internet, es decir, establece una especie de túnel que atraviesa Internet (red pública) y por el que viajan nuestros datos con total seguridad gracias a su encriptación, el cifrado de la información, el control de acceso y la autenticación. Esta característica de la tecnología VPN es la que tomaría una nube pública para convertirse en una nube privada virtual (VPC).
La nube privada virtual (VPC) es el resultado de asegurar una nube pública (contratada con cualquiera de los proveedores que existen en el mercado) implementándola con una VPN que garantice que el viaje de nuestros datos y telecomunicaciones desde nuestra LAN o desde el acceso de usuarios en remoto (trabajadores, clientes…) hacia la nube pública de nuestra empresa, y viceversa, sea sólido y seguro.
La protección online más habitual basada en servidores proxy, anti-virus, cortafuegos, etc. no garantiza la total seguridad de nuestros datos, de ahí que soluciones como la construcción de una nube pública basada en redes privadas virtuales (VPN) empiecen a considerarse como opciones económicamente atractivas y seguras frente a las nubes privadas corporativas, muy seguras pero mucho más costosas, entre otros aspectos, porque con una VPC para la infraestructura entran en juego factores de economías de escala.
Las nubes privadas virtuales con base en tecnología VPN crean un un entorno de trabajo conjunto privado. Al unir ambas tecnologías obtenemos la siguiente situación: un empleado remoto se conecta a la nube privada virtual corporativa para acceder a los sistemas de gestión corporativos, utilizando una aplicación o consultando unos datos desde cualquier dispositivo con acceso a Internet. El trabajador en remoto sería un punto -dentro de la tecnología VPN- y la nube pública sería el otro punto. La nube pública sería la ubicación física donde se encuentra nuestro Data Center, como una extensión más de nuestra empresa, pero con todo tipo de protecciones.
Por este motivo, las nubes privadas virtuales representan una gran oportunidad para las pymes que quieran internacionalizarse y expandir sus negocios, porque ofrecen las ventajas de la computación en la nube, pero con un coste inferior y más simplicidad al de las nubes privadas, utilizando soluciones de nubes públicas pero garantizando la seguridad en el viaje de nuestros datos con la encriptación de la tecnología VPN. Para su implantación es recomendable contar con un socio en telecomunicaciones que configure el mejor sistema para las necesidades de cada empresa en concreto.